El diseño de la Estatua de la Libertad es rico en simbolismo. Su corona representa la luz, con sus puntas evocando los rayos del sol que se extienden por el mundo. La lápida, inscrita con el 4 de julio de 1776 en números romanos, señala la independencia estadounidense. Para simbolizar el fin de la esclavitud, el diseñador Frédéric Auguste Bartholdi colocó un grillete roto y cadenas a los pies de la estatua.
Una parte importante del simbolismo de la Estatua de la Libertad es el poema "El Nuevo Coloso", escrito por Emma Lazarus en 1883, con el fin de recaudar fondos para la construcción de un pedestal para la Estatua de la Libertad. Emma Lazarus Lazarus, descendiente de inmigrantes judíos sefardíes, era conocida por sus obras en defensa de los derechos de los inmigrantes y de su herencia judía. Sus palabras se inscribieron posteriormente en una placa de bronce y se colocaron en el interior de la Estatua de la Libertad.
El poema sirve de faro de bienvenida a los inmigrantes que llegan a Estados Unidos. La "Madre de los Exiliados" representa a la mismísima Estatua de la Libertad, que sostiene una antorcha que brilla con una bienvenida mundial. El "puerto con puentes de aire que enmarcan ciudades gemelas" se refiere al puerto de Nueva York. Los versos más famosos del poema, a menudo conocidos como la "cita de la Estatua de la Libertad", invitan a los cansados, a los pobres y a las masas apiñadas que anhelan respirar libres a encontrar refugio en América. Este poderoso mensaje ha cambiado para siempre la finalidad de la estatua, transformándola en un símbolo de esperanza y acogida para los inmigrantes.
La Estatua de la Libertad representa la quintaesencia del Sueño Americano, dando la bienvenida a los inmigrantes que vienen en busca de nuevas oportunidades. Con el tiempo, ha pasado a simbolizar la esperanza, la libertad y la justicia, reflejando un cambio hacia la inclusividad, la igualdad y la justicia. La estatua anima a las sociedades a celebrar las diferencias, fomentando un sentimiento de unidad que trasciende las fronteras. Como símbolo que inspira el compromiso colectivo con los ideales de libertad y democracia, la Estatua de la Libertad sigue desempeñando un papel crucial en la configuración de nuestra visión compartida de un mundo mejor y más integrador.